Toino Abel, cestos portugueses

Toino Abel, el secreto del éxito de los cestos portugueses

Mi abuela Luisa iba todos los días al mercado y nunca olvidaba llevar consigo su cesto de junco portugués. Ella tenía el suyo. Y yo también tengo el mío. Mi atracción por este objeto quizás se remonte a ese recuerdo emocional tan fuerte. El cesto de junco portugués me recuerda a mi abuela, pero también me conecta con otra de mis grandes pasiones: la artesanía. Y esto es precisamente lo que le ocurrió a Nuno Henriques, artista plástico y creador de la marca Toino Abel. Su abuelo era cestero. Cuando murió, él tomó las riendas de un negocio familiar ubicado en una pequeña aldea de Portugal, Castanheira. Hoy sus cestos abandonan el origen donde fueron creados para mostrarse auténticos, únicos y especiales en ciudades como Berlín, Londres, Barcelona o Japón.

La técnica de la cestería es una de las más antiguas de la Humanidad. Los cestos portugueses son muy populares en muchas regiones del Norte de Portugal. Su origen se remonta a la cultura castrense de los celtas. Los hay de muchos tipos: cestos de castaño, de paja, de junco. Es frecuente encontrarlos en ferias y mercadillos, donde los venden diferentes vendedores ambulantes.

Conocer sus talleres es mucho más difícil. Por lo general, se producen en el ámbito rural. Su uso originario estaba ligado a las labores del campo, especialmente para la vendimia. Pero también se utilizan para guardar objetos de diferentes tipos: cestos de costura, cestos para la compra, cestos para el pescado, hortalizas y frutos.

Nuno Henriquez decidió tomar las riendas del negocio familiar tras la muerte de su abuelo, en el año 2010. Su familia se había dedicado toda la vida a la cestería, en especial a la cestería realizada con juncos. Tras un tiempo en Berlín, Nuno regresó a su pueblo y creó la marca Toino Abel en honor a su padre, a su abuelo y a su bisabuelo.

Para Nuno, Toino Abel es una forma de preservar su identidad y continuar con la historia que empezaron sus antepasados. Sin saberlo, la conexión emocional con estas cestas de junco es más sólida y fuerte de lo que en un principio creía. Es el hilo apenas perceptible que va más allá de la creación o posesión de objetos, como a mí me pasa con mi abuela, y como a Nuno le ocurre con su abuelo y con su historia familiar.

Toini Abel, cestos portugueses
Nuno Henriquez con su abuelo

El junco, la materia prima de los cestos portugueses

Scirpus Holoschoenus es el nombre científico que recibe la planta del junco. El junco crece en terrenos inundados, cerca de ríos, humadales o pantanos. Su color es verde. Cuando se seca, se retira la capa más superfial y se vuelve de color blanco perla.

El junco en bruto suele medir metro y medio de largo, del que solo se aprovecha 80 cm. Su recolecta suele realizarse en verano. Después de seco y tratado sirve como materia prima. Para trabajar el junco, suele sumergirse previamente la noche anterior en agua, para hacerlo más flexible y maleable.

Para realizar un bolso de junco, se necesitan entre 6-8 horas. Primero se tiñen algunas hebras de junco. Luego, mediante un telar se mezclan con las fibras de junco de color natural. El proceso es completamente artesanal y manual.

¿Cómo se realiza un cestos portugués de junco?

El proceso básico para realizar un cesto de junco es el siguiente.

  1. El junco se deja secar y se almacena en depósitos.
  2. Se tiñen algunas hebras de junco en diferentes colores, que suelen ser siempre los mismos: amarillo, rosa, violeta y verde.
  3. Se empieza a confeccionar el cesto en un telar específico, en el que se alternan hebras naturales (sin teñir) con hebras de color hasta conseguir diferentes formas geométricas. También se realizan cestos de junco completamente naturales.
  4. Los telares suelen tener la medida exacta para realizar cestos de diferentes tamaños. Se realizan cestas grandes, medianas y pequeñas.
  5. Una vez completo el telar, se separan las piezas y los cantos. Y se cortan las hebras sobrantes.
  6. Por último se cosen los cantos y se añaden las asas con varas trenzadas a ambos lados del cesto.

Toino Abel, el arte de continuar la herencia del oficio

Toino Abel quizás es el que más repercusión mediática ha logrado hasta ahora y el que ha conseguido visibilizar una tradición tan arraigada en nuestro país vecino como la cestería. Después de estudiar Bellas Artes y pasar un tiempo en Berlín, decidió regresar a su tierra y coger las riendas del telar familiar de Abel. Su pasión por el trabajo hecho a mano y su gusto por crear una imagen más moderna, han conseguido que las cestas de Toino Abel traspasen fronteras: del campo a la ciudad. Sus cestos se distinguen del resto en el uso del color y en los detalles y remates. Nuno Henriques ha conseguido un sello personal. Y lo más importante, visibilizar una técnica tan arraigada en su tierra, que da de comer a muchas familias de la región del norte de Portugal. Su apuesta por estos cestos tiene una triple vertiente: la emocional, la tradicional y la medio ambiental. Y a nosotros, nos encanta.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

¿Dónde encontrar a Toino Abel?

Si quieres conocer de primera mano su trabajo, visita su web y sus redes sociales.

*Todas las imágenes pertenecen a Nuno Henriques, creador de Toino Abel
Sin comentarios

Publicar un comentario

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies