08 Feb Cesta de trapillo “guarda-tesoros”

No sé si alguna vez os he comentado mi obsesión por el orden. Lo cierto es que soy un poco maniática. Puedo vivir en el desorden, pero solo por unas horas. A veces intento no agobiarme. Pero cuando observo alguna cosa que no está en su sitio o no tengo clasificada, escucho una vocecilla interior que me repite: ¡ordena esto!, ¡ordena esto!, ahí no puede estar, ¡clasifícalo! Así una y otra vez hasta que por fin lo ordeno o lo clasifico. ¡Es una especie de condena! En ese momento la voz se hace silencio y desaparece. ¿Cuál es la explicación de este extraño comportamiento obsesivo-compulsivo?

Mi madre es muy ordenada. Cuando era pequeña no entendía su obsesión por el orden. Se enfadaba cuando algo no estaba en su sitio. Sentía la necesidad de ordenar y limpiar. Hoy la entiendo. Por aquel entonces, para mí lo más importante era disfrutar del momento. El orden no era tan importante como el tiempo de juego o el tiempo compartido. No era un motivo para enfadarse o para que el día soleado se convirtiese en un día feo de malas caras y peor humor. Al final, para victoria de mi madre, sus consejos no han caído en saco roto: la letra con sangre entra. Y así, este obsesivo comportamiento lo reproduzco hoy con mi chico, que está un poco harto. Y lo entiendo. Pero no puedo evitarlo. Sí, soy lo peor. ¡Qué le vamos a hacer!

De ahí mi obsesión también por las cajas. Todo tiene que estar clasificado en un sitio. Si a ti te ocurre como a mí o si solo eres una fetichista sin más y te gustan los cestos y las cajas, puede serte útil esta caja-cesta para guardar pequeños objectos que siempre quedan a la vista y molestan. Y si no se te ocurre un uso concreto te doy algunas ideas: para las lanas, hilos y agujas. Para los botones. Para los tickets desperdigados. Para los papeles extraviados. Para la fruta en la cocina. Para el pan. Para decorar una planta. Para alegrar la vista. Para lo que tu quieras.